12.10.10

Sociedad, dejame en paz!

En mi nueva etapa bloggerística, me obsesioné con leer blogs de gente que no conozco y creer que tengo autoridad moral/intelectual (sé, justo) para juzgarlos (para mis adentros, obvio). Pero hoy leí el blog de un chabón que me encantó (el blog, no el chabón). Al principio me pareció un toque depresivo y me embolaba leer taaaanta melancolía junta. Hasta que encontré algo que él denominó autorretrato y lo entendí. Entendí todo lo que le pasaba y lo quise. Sentí que él me entendía. Nunca había leído en palabras tan claras algo que me daba vueltas en la cabeza. Yo lo denominaba como diría Romi, presión social. Eso de tener que ser feliz con lo que se supone que seas feliz. Pero no. Me encanta vivir bien, tener todas las cosas que quiero, me encanta ver que si me propongo terminar algo, lo cumplo (este último tiempo) y bla bla bla. Pero no es eso lo que busco. No es mi felicidad. Y no me importa tardar 23 años más en encontrarla. Decidí aceptar que no quiero estudiar (ah, no lo había decidido antes? si, pero ahora lo acepté y estoy feliz con eso). Decidí que prefiero ser mejor persona antes que mejor publicista o lo que sea. Porque no tener una vocación me atormentó muchos años. Y ahora me consuelo con que mi vocación es ser yo. Pfffff, es genial ser yo!. No quiero dejar de hacer las cosas que me hacen feliz por encerrarme a estudiar, ni por tener un trabajo donde tenga que pisar cabezas para llegar a algún lado. Prefiero tener el trabajo más mediocre y hacerlo intenso con mis ganas (bueeeena). Prefiero doblar el título y guardarlo en el cajón. Prefiero tener tiempo para ver a la gente que me saca una sonrisa. Prefiero pasar toda la tarde tomando mate con mamá y escuchando problemas de cincuentonas. Prefiero no tener nada que hacer y poder hacer lo que quiero. No nací para hacer sacrificios. Simplemente no quiero. Lo intenté eh! Intenté encontrar lo mio en un montón de lugares. Y nunca lo encontré. Y todas las mierdas académicas que aprendí no me dieron ni un cuarto de la satisfacción que sentí cuando caí en la realidad de todo lo que había aprendido de mí. Suena muy mediocre? Me la soba. Hoy, no me importa nada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bueeena marian, uno tiene que ser feliz con lo que es y ya, los de afuera son de palo!

besotes muy buen post

pau

asiqueque dijo...

te banco
te banco
te banco

te das una idea cuàntos querrìan poder decir lo mismo que vos pero su inseguridad se lo impide?

aguante maru