- ¿Qué esperas para darme un beso?
Después de horas de charla, me dijo eso. Cuando ya estaba lo suficientemente ebria, me dijo eso. Se paró a 5 cm de mi cara y me dijo exactamente eso. No se qué se me cruzó por la cabeza en ese momento, se que le comí la boca y que el beso duró una eternidad. Nuestros cuerpos no se volvieron a separar en toda la noche, de hecho. Fue de esos besos que te dan electricidad en todos lados. No como mariposas en el estómago, eh. Como una mezcla de mucha ansiedad acumulada con mucha tranquilidad adquirida. Así son sus besos. Ese, particularmente, fue hermoso. Superó por completo lo que estaba esperando. Desde que toqué sus labios supe que no había vuelta atrás. Y no me preocupaba porque quería más. Quería mucho más de esos labios carnosos que me acariciaban el cuello mostrándome apenas el trailer de la película estaba por vivir.
Nos besamos un rato largo mientras nos desnudábamos y empezábamos a reconocer nuestros cuerpos con las manos No hizo falta ni una palabra. Subimos a mi habitación de a dos escalones por paso y nos terminamos de arrancar la poca ropa interior que quedaba. A pesar de ser primero de julio, parecía verano en mi cama. Me cogió como nadie, chicos. Me costaba mucho entender como nos podíamos entender tan bien sin conocernos. Yo estaba totalmente desinhibida y dispuesta a disfrutar de la calentura que me producía la situación. Solo podía pensar como retribuirle todo el placer que me estaba haciendo sentir. Cada segundo que pasaba, cada vez que la penetración se hacía más profunda, cada gota de sudor que salía de nuestros cuerpos, cada gemido que dejaba en mi oreja, cada mirada que cruzábamos, me hacía estar un paso más cerca del éxtasis más buscado. Nuestros cuerpos se rozaban casi sin fricción mientras me besaba salvajemente y me recorría entera con sus enormes manos. Y fue ahí, fue justo ahí cuando acabé. Acabé por primera vez en mi vida. Acabé mientras él acababa y fue glorioso. Y fue ahí, fue justo ahí cuando supe que nunca más quería dejar ir a mi chico favorito.
Nos besamos un rato largo mientras nos desnudábamos y empezábamos a reconocer nuestros cuerpos con las manos No hizo falta ni una palabra. Subimos a mi habitación de a dos escalones por paso y nos terminamos de arrancar la poca ropa interior que quedaba. A pesar de ser primero de julio, parecía verano en mi cama. Me cogió como nadie, chicos. Me costaba mucho entender como nos podíamos entender tan bien sin conocernos. Yo estaba totalmente desinhibida y dispuesta a disfrutar de la calentura que me producía la situación. Solo podía pensar como retribuirle todo el placer que me estaba haciendo sentir. Cada segundo que pasaba, cada vez que la penetración se hacía más profunda, cada gota de sudor que salía de nuestros cuerpos, cada gemido que dejaba en mi oreja, cada mirada que cruzábamos, me hacía estar un paso más cerca del éxtasis más buscado. Nuestros cuerpos se rozaban casi sin fricción mientras me besaba salvajemente y me recorría entera con sus enormes manos. Y fue ahí, fue justo ahí cuando acabé. Acabé por primera vez en mi vida. Acabé mientras él acababa y fue glorioso. Y fue ahí, fue justo ahí cuando supe que nunca más quería dejar ir a mi chico favorito.
4 comentarios:
es genial cuando acabas con el otro en el mismo momento... yo soy bastante precoz.. pero te meto dos! bien yo.
ojo, igual no siempre.
tampoco voy a cancherear!
Bien ahí. ¡Quiero saber qué pasó!
Te quiero mucho nena (y a greguis)
"me han dicho que eres muy bonita" ayy me asuste! tenemos gente en común?! me mandaste espías (??)jajaja
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