El ebrio era insoportable, DENSO. Cuando estábamos llegando a la casa (después de quemarme el cerebro todo el camino) se dio cuenta de que no tenía llaves y por ende, se tenía que ir a dormir a la casa de alguien. Ahí tomé las riendas de la situación y decidí que íbamos a ir todos a desayunar a uno de esos lugares que está abierto toda la noche solo para el bajón y que después veían donde dormía el choborra. No se cómo, en un minuto llegaron 2 amigos más y ahí estábamos, mi amiga y yo viendo como 4 pibes desconocidos se clavaban una pizza con morrón y un pibe desconocido y ebrio babeaba mi cartera. Obviamente le levanté la cabeza y le puse servilletas debajo de la boca. Para ese entonces mi borrachera ya no existía y yo solo tenía ganas de matar a todos, casarme con el pelado que era muy copado y dormir. Pelé cara de orto, agarré mi celular y me puse a jugar al poker. Cualquier persona normal creería que soy muy ortiva, mala onda y autista pero a ellos les parecí “grosa” porque son fanáticos del poker y yo no solo los había llevado, también había tirado la idea de desayunar y ahora estaba jugando poker. La realidad es que los chicos eran muy copados, sobre todo uno que, quien sabe, capaz lee esto porque a veces nos firmamos blogs. Ahí me di cuenta de que me sentía muy aceptada en el grupo. Mis amigas cuando hago algo así me miran con cara de orto y me ignoran y ese es “mi gran defecto”. Realmente podíamos casarnos. Vale aclarar que hasta ese momento entre el pelado y yo no había pasado absolutamente nada. Ni me animaba a mirarlo a los ojos.
- Bueno vamos? Viven todos cerca, no? Los llevo.
- Yo digo que conviene que primero lleves a tu amiga, después a amigo copado y después a mí, porque si no tenes que dar muchas vueltas…
No sé, yo solo interpreté que el pelado se quería quedar solo conmigo, guiño, guiño. Dejé a mi amiga. Cuando llegamos a la puerta de la casa de su amigo, se paró al lado de mi ventanilla y le dijo al pelado (en el lugar del acompañante) que no sea pelotudo, que no la cague, que yo era re copada y quería volver a verme. “Ay, porqué no querría volver a verme? Si soy re copada, cool, divertida, juego poker y además nos vamos a casar... dejalo en mis manos” pensé yo mordiéndome los labios. Típica escena de “Y ahora qué?” estuvimos arriba del auto estacionado un largo rato, chapando a lo loco, charlando de nuestras vidas hasta que: STOP “me voy a Nueva Zelanda en unos meses”.
PORQUE A MIIIIIII? No puedo ser tan goma de volver a tener una relación con un pibe que, no solo se va, sino que es probable que se encuentre con el que está allá, que se fue de argentina para nunca más volver, pero se quedo en mí para nunca más irse (aguantaa, loca del muelle de San Blás). Paremos un segundo acá: había conseguido atrapar la presa que había fichado, me estaba divirtiendo, me enteré que se iba a NZ, en que momento aparece la palabra RELACIÓN en este relato? Mejor me relajo, disfruto el momento, veo que onda y dejo de freakear antes de tiempo, tan típico, casi casi tenía un álbum de fotos con las caras de nuestros hijos.
Cuando ya era muy de día y después de un beso de despedida de 15 minutos, volví a casa con una sonrisa y un mensaje de texto suyo pidiendome que le avisara al llegar. Traté de dormir mientras pensaba que ropa iba a empacar para irnos a Nueva Zelanda.
Continuará...
Continuará...
3 comentarios:
Nueva Zelanda ya me tiene las bolas llenas!
Necesito saber como sigue!
jajajaja es buenisima esa historia, no sabia la parte de NZ
PAU
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