Ufff, estoy tan feliz y de taaaan buen humor que me dejaría dar una vacuna en la lengua.
Tan, pero taaaan feliz, que saqué todo lo que sobraba en mi auto. No lo lavé, pero le saqué las dos camperas, la radiografía, la pelota de playa, el paquete de servilletas, los vasos descartables, el paquete de talitas de cuando fuimos al río, la visera que me regalaron los chicos en Lobos, las clavas y las pelotitas para hacer malabares, la lona, el cuadro que me regalo Grace que ocupaba todo el baúl, los 5 paquetes de puchos vacíos, todos los tickets de estacionamiento y peajes, esos papeles que nunca supe como habían llegado ahí y hasta el tupper de mi hermano que heredé junto con el auto. Ahora todo el lugar de la basura lo puede ocupar gente.
Igual, estoy tan feliz, que creo que inclusive podría lavar el auto. Sobre todo porque hasta un limpiavidrios quiso hacer caridad conmigo y me ofreció LIMPIARME EL VIDRIO DE CORAZÓN. Pero no, yo estoy muy bien con el color tierra del que se tiñe mi realidad a través del parabrisas y con los talones sucios cuando manejo descalza.
Estoy tan tan feliz, que casi empieza a entusiasmarme la navidad.
Tanto, que hasta tomaría un vaso de baba de perro.
1 comentario:
lo del vaso de baba me generó flatos.
pero que te lo hagan de corazón suena MUY bien
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