21.4.18

Sobrevivir y/o convivir

No puedo dejar de pensar en lo terrible que debe haber sido vivir en la época que se acostumbraba irte de la casa de tus padres cuando te mudabas con tu recientemente nuevo marido.
De pibe tus viejos te obligan a hacer cosas horribles como ordenar tu ropa y hacer la tarea (si tuviste papás flojitos que te trataban como una reina por la culpa que les daba haberse divorciado). En algunos casos hemos compartido habitación con cierta gente con costumbres horrendas como ver fútbol a toda hora y no hacer ni el más mínimo esfuerzo por controlar esfínteres (llamados hermanos). Tus padres se enteran a qué hora salís, con que ropa, con quien, a qué hora volves, en que estado volves, que comes, cuando cagas, cuanto gastas en ropa, absolutamente todo. No te dejan ser un estúpido adolescente en paz haciendo una boludez atrás de otra. Y si saliendo de eso te metes a convivir con oootra persona, con sus propias costumbres y todo eso, es como que en ningún momento pudiste ser vos en tu casa, con tus reglas, tus horarios, tus programas en la tele, tus platos sucios, tu ropa tirada y tu heladera vacía.
No quiero decir que en pareja no podes ser vos mismo, sino que siempre que algo es compartido, es consensuado. Y para mi CEDER, ACEPTAR y TOLERAR son sinónimos de TREMENDO GRANO EN EL ORTO.
Tenes que lidiar con gustos diferentes que van desde si comer los fideos al dente o pasados, hasta levantarse apenas suena el despertador o snoozearlo durante 1 hora. Tenes que organizar la división de tareas, y no te queda otra que aceptar si el otro lava la ropa roja con la blanca (posteriormente rosa), o simplemente hacer todo vos si sos obse de que las cosas sean como a vos te gustan. El ejemplo de la ropa ya se que no aplica porque está totalmente mal desteñir la ropa, pero no se me ocurrió otro.
Y no es que yo sea de esas obse, ejm ejem, pero el queso se corta con el cortaqueso, querido, largá ese cuchillo de cortar kiwis y agarrá el utensilio correcto por favor.
En mi caso creo que somos bastante parecidos en lo obse/caprichoso, y nos encontramos peleando por pavadas tales como cuántos watts tiene que tener la lamparita del living o en qué número tiene que estar la tostadora para hacer la tostada perfecta. Superé la tabla levantada, pero JAMAS voy a superar que el jabón esté lleno de pelos. Es el limite más lejos de aceptación y tolerancia que puedo permitirme.
Tengo una pareja amiga que estuvo al borde de la separación justamente por este temita. Ah, re exagerada. Resulta que ella le pedía que le saque los pelos al jabón. Él parecía no verlos (o en idioma minita "se caga en mi, es un forro de mierda"). Ella compró dos jabones, para que cada uno use el suyo. Aplauso para esa ideota. Pero él dejó llenos de pelos los dos malditos jabones. Eso, es una batalla perdida, querida amiga. Te sugeriría que la dejes ir y te enfoques en ganar la batalla de mantener la puerta del placard cerrada. Que carece totalmente de sentido, pero te tengo que bancar porque yo estoy en la lucha de usar únicamente el cortaqueso para cortar queso, que es otra boludez.
Tengo otra pareja de amigos que no pelearon por esto porque ella es realmente muy relajada, pero yo no lo supero. Resulta que él pierde un juego de llaves cada 10 días. Y no exagero. Y una vez volvió a las 4 de la mañana sin llaves y el timbre no andaba y no tenía batería en el celu para llamarla, entonces le tiró piedras en la ventana hasta que se despertó. Sabes el cagazo que me puedo llegar a pegar si estoy durmiendo placenteramente con mi bebé y me apedrean la ventana a las 4 am? Suficiente para no bajarte a abrir y dejarte durmiendo en el auto. Admiro profundamente a la mujer que toleró eso y acepta que su marido pierda tanto las llaves. Yo no puedo ni aceptar que no tenga cargada la sube y use la mía.
Cuando empezas a conocer a alguien y viven separados mantienen cierto misterio (y dignidad) por esas cosas de la vida cotidiana que aún no sabes como maneja el otro. Me quise hacer la fina y misteriosa pero estoy hablando específicamente de caca. Viviendo separados todo es privacidad. Viviendo juntos podes cronometrar cada cuánto se tira un pedo y sugerirle que vea a un médico porque ese olor no es normal. Y él se entera inevitablemente de cuántos días llevas constipada, y de la sinfónica cagadera de fernet que tenes el domingo a la mañana. Y así, entre pedos y gotas de pis al rededor del inodoro, se va perdiendo toooodo el erotismo. Y realmente es un trabajo de tiempo completo aprender a convivir. Debería ser remunerado específicamente por los padres que criaron hijas caprichosas y mambeadas. No quiero entrar en un terreno pantanoso, pero los padres tendrían que prepararte mentalmente para todo esto de alguna manera. No se, un cuadro de doble entrada, una pancarta en la puerta, un meme, ALGO. Yo creía que convivir era divino (y más barato que bancar dos casas para dormir juntos todas las noches), pero me es realmente difícil.
Al tener padres separados siempre tuve dos casas. Lo cual era una hermosa salida fácil cuando no me bancaba algo en alguna de ellas. Ahora no tengo escapatoria. Tengo que aprender a amoldarme a los tiempos del otro, despertarme de noche para intentar recuperar algo de acolchado y bajar el aire, ver series de tiros y piñas y sangre y atracos, compartir el amor de mis gatos (celos nivel mil), bajar el volumen de la música cada 30 segundos, mover a su lado de la cama los toallones mojados hechos un bollo que casualmente siempre deja de mi lado de la cama, e ir a terapia para intentar no asesinar a nadie mientras trato de aprendo a ceder, aceptar y tolerar.

PD: se me ocurrió el ejemplo que faltaba arriba. Aceptar si el otro pone a lavar sus medias hechas un bollito una adentro de otra. No se les va el olor a pata así, papu.


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